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Con eficacia y un contragolpe mortal, el Real Madrid ha aceptado el envite de estar cuanto antes en lo más alto de la clasificación que ya comanda el Barcelona empatado con un admirable Levante. Los de Mourinho no dan la espalda al reto de pelear por la Liga y para ello derrotaron al Espanyol con holgura, con ciertas lagunas defensivas eso sí, pero siendo más efectivo en los momentos clave del partido. Para ello contó con la colaboración de Higuaín. El argentino reivindicó su puesto como titular como mejor sabe hacer: marcando goles. No intervino mucho en juego pero sí lo suficiente para marcar tres goles y dar tres puntos a su equipo ante un Espanyol que tuvo sus oportunidades en el tramo final de la primera parte. El resto del partido, suficiencia madridista por un lado y cátedra por otro a la hora de enseñar a todo el mundo lo que es un contragolpe. Ayer cuatro goles, tres contragolpes y un regalo. Exhibición total.
El planteamiento de Mourinho invitaba a pensar que el Real Madrid quería asegurar el partido cuanto antes por la vía rápida. El portugués no renunció al doble pivote, eso está reservado ante los casos de urgencia como el vivido el pasado sábado ante el Rayo, pero el técnico apostó por jugadores de toque para el centro del campo como Kaká y Özil. El brasileño, de salida, dejó un par de brochazos de que su mejora es patente, mientras que el alemán demostrar estar... ausente. Ese buen trato hacia el balón que se adivinaba, se transformó en dominio inicial, en esa mezcla de rapidez y precisión que sólo el Real Madrid sabe dar.
Lo curioso es que ese control del juego tan solo se tradujo en una ocasión de Ronaldo cuyo lanzamiento terminó en el palo tras la intervención de Cristian Álvarez. Poco más. El Espanyol también estaba desaparecido pero en una de las pocas ocasiones en el inicio del partido en la que intentó tocar la pelota cerca de la portería de Casillas, el balón terminó en las botas de Kaká. Error mayúsculo. El brasileño levantó la cabeza, encontró a CR7 y éste a su vez a Higuaín, que con un desmarque de los suyos, propició el pase del portugués al espacio. El delantero lo vio claro y no perdonó. Contra de tres toques y cinco segundos. Perfecta. Así es este Real Madrid. Letal con metros y espacio por delante.
El gol, lejos de hundir al Espanyol picó en el orgullo de buenos jugadores como Márquez, Verdú o Romaric (a punto estuvo de batir a Casillas desde el centro del campo en el minuto 16). El dominio pasó a ser local, especialmente en los últimos diez minutos antes del descanso. Tres ocasiones, con dos paradas de esas que Casillas suele hacer en cada partido para salvar a su equipo y una tercera que Verdú lanzó fuera por poco fue el argumento espanyolista para empatar, que en el último minuto pudo ver como Baena cometía un penalti por mano no señalado por Teixeira.
Ese cuarto de hora final el Real Madrid perdió el sitio por completo. Los centrocampistas no recuperaban, no seguían a los jugadores que debían marcar y así hombres de segunda línea como Romaric o Verdú llegaban al área de Casillas sin muchos problemas. Además, la banda de Marcelo volvió a ser la autopista de antaño. El brasileño no estuvo durante todo el partido y su equipo echa de menos sus apariciones por el área contraria.
El Espanyol desapareció o al menos no salió con la fuerza con la que terminó. Pochettino y lo suyos volvieron a caer en el error de dejar metros al Real Madrid. Las fuerzas ya no acompañaban tanto y al atacar dejaban espacios que los madridistas no iban a desaprovechar. Dos contras y partido sentenciado. Los de Mourinho tardaron en cerrarlo pero en cuanto tuvieron espacio suficiente lo hicieron y lo volvieron a hacer con dos contras de libro, de esas que han colocado al Real Madrid como el equipo que mejor contragolpe practica. Puro lujo. Higuaín sentenció en el segundo balón que tocaba en todo el partido. Robo de Arbeloa, pase al argentino y gol, que en los minutos finales cerró la cuenta para llevarse el balón a casa de recuerdo. Dos toques bastaron para marcar el segundo. El tercero llegó tras un robo de Albiol, pase a Ronaldo que decide asistir a Callejón para que marque en el sitio que menos le apetecía, en la que fue su casa. Así es el fútbol.
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